¡Costa Rica y Panamá en Guerra! Guerra de Coto: el olvido y el paradigma del buen vecino-mal vecino.




¡Costa Rica y Panamá en Guerra!
Leer ese titular, resulta para nuestra generación, algo totalmente inverosímil. Ambos pueblos han mantenido desde su último conflicto militar y el acuerdo limítrofe posterior, relaciones diplomáticas de estabilidad y respeto. La Guerra de Coto, importante transe bélico, ha casi desaparecido de la memoria colectiva costarricense (no sabemos qué tanto de la panameña), y eso no es casualidad.
El olvido generalizado de esta disputa, es fácilmente explicable en el abordaje tradicionalista que recibe la Historia en el sistema educativo nacional y el gran desconocimiento de los docentes sobre la Guerra de Coto. En la ciencia histórica, los silencios pueden dibujar una especia de estela que conduce a formular preguntas interesante e hipótesis que lo son aún más; en este caso, el olvido que recae sobre la Guerra de Coto, podría considerarse un elemento que viene a reafirmar el antagonismo del buen vecino (Panamá) y el mal vecino (Nicaragua).

La Guerra de Coto fue tomada en cuenta en el Calendario Escolar costarricense hasta 2015. Tuvo lugar entre Costa Rica y Panamá del 21 de febrero al 5 de marzo de 1921. La principal causa del conflicto, consistió en la existencia de una frontera indefinida desde el periodo colonial, cosa frecuente en América Latina. Esta frontera tenía una característica particular, pues a diferencia de la frontera con Nicaragua, al sur encajaba remataba el fin de la Capitanía General de Guatemala, y con ella el Virreinato de Nueva España, para toparse con el Virreinato de Nueva Granada. Las fluctuaciones de la condición jurídica de Panamá, primero como Estado del Istmo, segundo como parte de la Gran Colombia y finalmente como el actual Estado panameño, complicaron la firma de un tratado limítrofe definitivo.

Un elemento clave es el Fallo White, que emplaza la línea fronteriza en la disposición que tiene actualmente. No obstante, Panamá no reconoció el fallo, pues no llenaba sus expectativas respecto a la disputa por la disputa de Talamanca y por el territorio cercano al poblado de Coto. Costa Rica en 1921, procedió a ejecutar las determinaciones del Fallo White, siendo considerado por Panamá como una violación de su soberanía. Sin entrar en muchos detalles, se conoce que Costa Rica tomó control del poblado de Coto, de donde fue forzado a replegarse ante el contraataque panameño. No obstante, el ejército costarricense fue mas allá de la línea impuesta en el Fallo White, lanzándose a Bocas del Toro (antigua provincia de Costa Rica, cedida por la Corona al Virreinato de Nueva Granada, poco antes de la Independencia), donde se consolidó sin mayor resistencia. La Guerra terminó súbitamente, con la aparición del acorazado estadounidense Pennsylvania, enviado a resguardar la seguridad e intereses de las bananeras norteamericanas en la zona.



Obligados por la presión del gobierno estadounidense, el conflicto se saldó con una treintena de soldados costarricenses fallecidos, y tres panameños. Costa Rica tuvo que hacer efectiva la devolución  de Bocas del Toro y Panamá ceder Coto, acorde a la demarcación del Fallo White, que tras dos tratados infructuosos en 1928 y 1938, prevaleció casi íntegro el Tratado Echandi Montero-Fernández Jaén en 1941. Luego de este acuerdo la concordia limítrofe entre Panamá y Costa Rica ha prevalecido, pero el valor histórico del conflicto no dejar de ser relevante. Primero, para reafirmar esa amistad con el pueblo panameño. Pero en mucho mayor medida, extraer el ejemplo que; ninguna de nuestras fronteras terrestres escapan de las diferencias limítrofes, que las disputas como la existentes obre la frontera Costa Rica-Nicaragua son un denominador común en América Latina, y que la solución definitiva de esos conflictos es posible mediante el diálogo y la negociación. Tal vez ese ejemplo, nos ayude a romper el paradigma del buen vecino-mal vecino, en donde el olvido de la Historia, tiene su cuota.

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