Minuta didáctica de un viaje a Cuba


Con toda seguridad, Cuba es un país enigmático: sobre la isla circulan en toda dirección, especulaciones y aseveraciones que la colocan principalmente como una especie de infierno lleno de padecimientos y vejaciones. Ejemplo constante de pobreza, dictadura y opresión, Cuba es como el “Coco” con el que se invocan los fantasmas de la Guerra Fría y el anticomunismo en Costa Rica. Ahora bien, en las siguientes líneas compartiré con ustedes algunas impresiones personales de mi viaje a Cuba, con breves anotaciones didácticas por si van de visita, o simplemente desean tener otra óptica de lo que ahí sucede.

Cuando tomé la decisión de viajar, empecé con algunas búsquedas en internet para lugares de hospedaje, precios, sitios de interés y consejos para turistas. Curioso fue, como en cuestión de días era común que se me presentarán noticias sobre derrumbes de edificios en La Habana, la escasez de combustible que afectaba al país y toda una gama de cuestiones negativas del país. Y la verdad es que dudé, estuve dándole vueltas que mi seguridad y las limitaciones que podía afrontar.   

Ya decidido, compré boletos por un precio relativamente ventajoso, que unas semanas dispararon su precio tras una orden ejecutiva de Donald Trump para limitar los vuelos internacionales a otros aeropuertos de Cuba que no fueran el José Martí de La Habana. Una fresca mañana del 26 de diciembre de 2019 inicié la aventura.

 

Antes de continuar con la crónica, resulta indispensable detenerse para abordar un aspecto que va a condicionar el resto de la minuta, y que es indispensable referenciar con el ánimo de comprender toda la realidad Cuba: el bloqueo económico que pesa sobre ella desde 1961. Lo bueno, y lo malo esta condicionado por el bloqueo, muchas de las limitaciones se explican a partir de él, ya sea como argumento real y sustentado, o como panfleto de las autoridades locales para también matizar un poco sus propios errores en la administración.

En lo concreto, tras el triunfo de la Revolución Cuba de 1959 y su acercamiento a la Unión Soviética en el marco de la Guerra Fría, impulsó a los Estados Unidos a establecer un bloqueo económico amplia gama sobre la economía cubana. Entre lo principal, se encuentra la posibilidad de sancionar a todas aquellas empresas que comercien con la nación caribeña. Lo anterior impone severas complicaciones para Cuba, que sufre en distintas áreas la carencia de productos, que pueden ir de equipos tecnológicos a papel higiénico. Lo anterior ha obligado al gobierno a desarrollar una serie de malabares para salir adelante, con un modelo que privilegia socialista que privilegia la propiedad estatal de los principales medios de producción y la cobertura total de las necesidades básicas como educación y salud. De como se expresa en la cotidianidad cubana el bloqueo, hablaremos mas adelante, pero de momento quisiera dejar en firma una idea sobre él.

El bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos es una política criminal y lesiva para los Derechos Humanos, que no modifica en un ápice el modelo político cubano y que afecta directamente al pueblo, más que a las altas cúpulas gubernamentales que pasan de largo a las limitaciones que vive la mayor parte de la población. Más allá de nuestras resoluciones finales sobre el socialismo cubano, deberíamos coincidir en que por anacrónico y violento, el bloque debe cesar ya.

 

Empecemos con el internet. Las personas locales tienen acceso a telefonía e internet mediante la empresa local ETECSA, que brinda también el servicio a extranjeros luego de un periodo de solicitud, por lo que aplicar para esto no es práctico. Por ende, la mejor opción para el turista es la compra de tarjetas de tiempo de 1 CUC por una hora o 5 CUC por 5 horas, conectando en las redes wifi de los hoteles o de internet gratuito en parques o espacios históricos. Fuera de esa cuestión técnica, no parece existir una limitación o control sobre el acceso a la información en Cuba: no hay sitios bloqueados y se pueden visitar con normalidad las redes sociales y las páginas que difunden noticias críticas contra el gobierno.

Otra particularidad son las dos monedas que circulan en el país: los CUC que son equivalentes al dólar, y los CUP, que son la moneda que utilizan los lugareños. La división surgió como parte de las estrategias económicas para eludir un poco el bloqueo y evitar graves distorsiones en la economía, aunque en la actualidad el bimonetarismo, es algo con poco sentido y con mas contras que pros.

De hecho, aunque en teoría los CUP solo pueden ser usados por los locales y los CUC por extranjeros, en diferentes escenarios es posible hacer las transacciones con ambas monedas, aunque siendo cuidadoso de consultar en que moneda te están cobrando, pues la diferencia es de 1 CUC por 24 CUP.

 

En Cuba, y particularmente en La Habana todo es político. Coexisten ahí, en un espacio reducido, los vestigios del imperio colonial español con las fortalezas y construcciones de La Habana vieja, el periodo de ocupación gringo de la primera mitad del siglo XX, la Guerra Fría completita y trazas del mundo moderno. Repartidores de comida tipo Uber Eats (aunque en su versión local), así como tablets para ordenar en los restaurantes o taxistas con radios para auto muy modernos. Hay supermercados (pocos), tiendas de electrodomésticos (pocas) y tiendas específicas para venta de artículos de higiene personal. Heladerías (llenas las veces que pasé por ahí), y actividades nocturnas con música y venta de comida y cerveza. Todo, con algunas excepciones, bajo la dirección económica del Estado.

En Cuba se ha vuelto muy frecuente lo que llaman “cuentapropista”, como taxista, dueño de restaurante, vendedor ambulante o rentista de alojamiento en aplicaciones como Booking o Airbnb. Si se elije bien, un lugar con cocina, y cierta habilidad en la compra, se puede visitar un “agro” (como decir la feria), que hay en muchos barrios, y comprar mucha comida a precios accesibles. Además, en Cuba no tienen problema que pases arroz, frijoles, atún u otros abarrotes por la aduana.

 

Mención particular merece la seguridad: tuve la oportunidad de caminar fuera de los radios turísticos en gran medida, y en diferentes horas del día y la noche sin sentir inseguridad. Los casos de robo o asalto a extranjeros (que si ocurren) son pocos, y atendidos rápidamente por la policía (puede que con cierto abuso de la fuerza incluso). No obstante, es importante advertir al viajero sobre las y los timadores o conocidos “jineteros” que bien pueden merecer un capitulo aparte: falsos guías turísticos, personas que te cantan una canción y luego te cobran, vendedores de puros falsos, en fin. Especialmente en los sectores de movimiento turístico, siempre habrá algún habido que busque estafarte o sacarte alguna moneda con una fingida amabilidad. Tampoco es un problema excesivo; un no gracias en tono claro bastará

Visitar Varadero es obligatorio turísticamente hablando, pero menos ilustrativo en lo social. Las playas de Varadero son exuberantes y están en su mayoría cerradas al acceso general, a menos que se ingrese como huésped de un hotel (en los que los cubanos pueden hospedarse). Se trata de una larga lengua de tierra, abarrotada de hoteles que, aunque con diferencias temáticas, todos son propiedad del Estado. Esto supone enormes ingresos para el país, y en mi estadio, cerca del 90% de la ocupación eran turistas rusos, tan así que el bingo de la piscina se canta en español, inglés y ruso.

 

De vuelta en La Habana es importante abordar otros aspectos muy particulares. En Cuba, debido al bloqueo principalmente, el mantenimiento es todo un problema. Siempre hay algo roto, algo avería, algo sin repuesto. En una lavandería (del Estado obviamente) hay 9 lavadoras y funcionan 4, pues se esta a la espera de un posible embarque de piezas de repuesto. Una tubería dañada o un desperfecto mecánico llevan su tiempo y su complicación, y eso se expresa en las limitaciones estéticas de muchos puntos de la ciudad, por ejemplo, la pintura de los edificios. Aunque en vehículos es posible encontrar un número reducido de autos modernos de marcas japonesas o estadounidenses, lo mas habitual son los autos europeos o chinos, estos últimos muy presentes en una renovada flota de transporte público.

 

Bueno, hablemos de cuestiones más políticas. En cualquier país la percepción del trabajo gubernamental dependerá de a quien se le pregunte: en general la gente que se expresa con mas criticidad contra el gobierno es la que tiene contacto con el turista, especialmente en alojamiento o servicios. En los sectores mas populares, parece existir mas acuerdo sobre las vejaciones de la política imperialista de los Estados Unidos, y si bien la gente no niega eso y rechaza el bloqueo, cree además que este es usado como excusa permanente de las autoridades para tapar su ineficiencia en muchas áreas. Todo eso me parece cierto.

Sobre los resultados del modelo socialista en Cuba, mi apreciación desde la limitada experiencia de un turista por ocho días es la siguiente: la Revolución Cubana ha logrado generar un piso social mínimo, donde todas las personas tienen garantizada la salud, la educación o la alimentación (incluso con comedores populares). Tampoco es posible identificar a simple vista, una clase social extremadamente rica. A partir de ahí, existen diferencias sociales y gente que le va mejor o peor, si es empleada del gobierno, si trabaja con el sector turista, si es cuentapropista, si tiene familiares en el extranjero o si es de los círculos políticos burocráticos del Estado.

Durante toda mi estancia y los amplios recorridos por el centro de la ciudad, únicamente llegué a identificar dos personas en situación de calle, cosa que me llamó la atención, pues pensaba que era una situación mas numerosa.

Es importante señalar que a lo interno de Cuba no se aprecia prensa disidente, por lo que podemos hablar con claridad de limitaciones en la libertad de expresión, sin que por ella sea imposible manifestarse en contra del gobierno ni mostrar desacuerdo en sus decisiones de manera pública.  

 

En términos generales Cuba es un país hermoso, que merece ser visitado. A cambio, uno recibe calor humano, cariño y mucho aprendizaje. Hay que ir preparado eso sí, para las limitaciones propias del entorno, nada grave si se está en disposición de aprender y abrir la mente. El pueblo cubano tiene una historia particular, que para bien o para mal se ha resuelto a resolverla por su cuenta: en Cuba se hacen las cosas fieles a su estilo. Definitivamente hay mucho con lo que quizá no estemos de acuerdo, y otro tanto que es una muestra de un modelo de sociedad diferente, centrado en la colectividad y la dignidad humana.

Debe insistirse en el cese de la criminal política de bloqueo que no hace mas que afectar al pueblo. La estrategia del ahogamiento que genera Estados Unidos no es propio de un multipolar como el que nos rodea en este tiempo.

 

 


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